viernes, 6 de diciembre de 2013

Mujer-Es que Soy


Tantas niñas viven en mí…

Ha pasado el Tiempo. En mi humanidad me descubro otra… más grande, más profunda…

Pero tantas niñas viven en mí… Las veo asomar silenciosas. En una esquinita de mi Corazón susurran su sentir. Hay una que tiembla todavía cuando el cielo se entristece, hay otra que se enfada cuando el horizonte se disuelve en su mirada, y hay una que se burla lejana, con una risa ingenua, cuando me siento y contemplo su presencia esquiva…

Hay otra que revolotea como mariposa cuando una Flor me sorprende en el Camino, hay otra que se estrecha en mi piel cuando se siente sola y no quiere mirar que la noche ha caído, y hay una que traviesa me sonríe y me invita a jugar descalza, decidida a treparse en las estrellas y los sueños…
A veces, todas me miran. Alineadas a la altura de mis ojos, me asaltan y me preguntan dónde, cuándo, para qué…

A veces… sólo a veces las busco…  y disueltas en la penumbra de mi ceguera, me esconden todos los rastros, y me quedo desnuda, contemplando mi vientre que crece, mis manos que se arrugan, tiernamente, sutilmente, dibujándose en ellas la travesía del tiempo, de este tiempo que me ha sido  dado para la Vida, de este tiempo en que me reparto entre la que era y la que soy, entre todas las mujeres que me habitan, entre todas las abuelas que seré…

Pero sigo siendo niña. Y sigue siendo mi mirada el espejo donde se eclipsan todas las vidas y todos los tiempos.  Sigue mi cuerpo repartiéndose y a veces me estremece descubrirme tan anciana llevando el peso de las eras en mis huesos, saboreando el silencio como quien saborea primaveras… Y esa anciana también me mira, esa anciana solo es una, y me mira y me mira…  y su mirada es un pozo profundo, un abismo irresistible, un precipicio hondo que se arremolina sumergiéndolo todo… y cuando sus aguas emergen es cuando todas mis niñas se abalanzan, y la abuela las abraza y las acoge en sus Corazón Eterno, y las niñas lloran y las niñas ríen, y se estremecen y a veces gimen de placer… Otras veces simplemente se acurrucan y se dejan querer, y la anciana entonces sólo sonríe y en su sonrisa el universo despliega su canto y su misterio y es entonces cuando anciana y niña se disuelven, y me quedo otra vez desnuda, frente a la que Soy, Oh Mujer! De carne blanda, de carne viva, de cuerpo que vibra y a veces duele, de cuerpo que goza, de cuerpo que sostiene toda, aboslutamente toda la existencia…

Y aun cuando mi Alma Vieja me cobija con la paciencia de Todos los cielos. Soy esta Mujer, y soy Humana, y a veces busco y no encuentro. Y a  veces no busco y Todo se me revela.

Amo Ser ese Misterio. Amo la Vida que me atraviesa. Honro esta existencia Humana en este cuerpo pequeño que cobija lo imperecedero. Y amo saber que más allá de las formas, Sí, Somo Uno, Y Somos Infinitos… pero aquí y ahora, Soy esa mujer que escogí  Ser, y con todas mis niñas y mi abuela, sigo caminando, sigo temblando y riendo, sigo sorprendiéndome del Sol Divino que nos besa, y aunque todavía nos duela la frialdad dela piedra, no descarto ni una sola, pues son mi bendito camino.

Chaltumay!


Raquel Bórquez


La preciosa imagen es de Holly Sierra

domingo, 8 de septiembre de 2013

La Gota de Silencio

        "Cuenta una vieja leyenda que cuando el silencio lograba imponerse un solo instante en toda la faz de la Tierra un poema se elevaba desde el Corazón Cristalino de Gaia, impregnando la Vida de los más sutiles sonidos, colores y formas… Esa leyenda me la contó mi abuelo, y para qué decir que pasé la vida buscando ese silencio, esa fracción de segundo en que todo, absolutamente todo se abismaba en el más profundo vacío sonoro.

      Sin embargo era inevitable, siempre un pequeño ruido, una brisa, el pestañear de una hoja crespa de sequedad a punto de caer. La música de la Vida no cesaba jamás.

       Pero sucedió. Fue en un día como hoy, en que la lluvia copiosa de los últimos días de un invierno benévolo descargaba su milagro sobre la húmeda tierra que más tarde brillaría de brotes nuevos…

      No sé exactamente cómo sucedió. Mis recuerdos son algo vagos, pero hay ciertas cosas que no se olvidan jamás, imágenes que quedan grabadas como un lunar en la piel, imborrables, definidos, inalterables en el tiempo…

     Todo aconteció de pronto, era el sentido profundo de todas las cosas a la vez la que se mostraba diáfana en la curvatura de una gota de agua. Una simple y llana gota de esa lluvia mágica que venía desde el cielo trayendo la esperanza del renacer…

      Estaba yo sentada bajo el alero de mi hogar. Maderos destilaban su aroma de bosque, un perro ladraba a lo lejos su canto de luna nueva. Un pájaro de pronto lanzó un graznido, y en un solo pequeño instante, todos los sonidos existentes en la plenitud del ahora se fusionaron en una perfecta sincronía. En ese orgasmo del sonido toda la música del universo se agolpó en mi Corazón… ya no veía objetos, ni animales, ni árboles, veía ondulantes vibraciones de colores, todo era música tejida por una mano divina… Una a una, las piedras, las pequeñas ramas caídas en la tierra, la minúscula hormiga que respiraba bajo la tierra negra, el aletear del ave más lejana de la montaña más alta, mi respiración… todo, absolutamente todo formaba parte de una única y Gran Melodía, un sólo sonido que se repetía invariablemente, abriendo el tiempo y el espacio a una eternidad silenciosa que me dejó pasmada, plantada como una vívida flor, suspendida en la consciencia, sin pensamientos, completamente convertida en ese sonido que es todas las cosas a la vez…

      Una gota de agua reflejaba el universo. En su redondez acuosa la vida se reflejaba como en un espejo. En esa cristalina y minúscula fuente me sumergí como en el más grande de los océanos. Fui a dar a mi Corazón. Y estando en él fue cuando un verso tras otro se precipitaron para nombrarme… cada letra que componía mi nombre era el más prístino verso que jamás oyeran mis oídos. Uno a uno se trenzaban en el poema más hermoso que jamás escuchó mi Ser. Melodiosas vibraciones fueron destellando geometrías sonoras, ritmos ancestrales y cósmicos se dibujaron en el infinito, espirales luminosos se abrieron al Misterio, y entonces supe, sin más, que mi Nombre era el Poema, y que en el Corazón de Gaia, todos los poemas se acunaban, todos los nombres divinos se abrazaban, todos los Seres se regocijaban en la savia amorosa de la Madre…


       …Somos Uno, Somos Uno… parece que susurraba El Gran Poema… <3".


Raquel Bórquez B.







miércoles, 10 de abril de 2013

Hojas del Silencio


De Silencio las hojas tiemblan.
Rendidas a la caricia del Viento,
Se postran sublimes hacia la gravedad de su destino.
Caerá. Volará. Se repartirá en Sueños Rojos en Sueños Amarillos,
Y marchita de su verde temprano,
Buscará las ruedas del tiempo para morir.

Sinuosa en tu danza te desprendes,
Cruje el destello que te amarra,
La fina hebra tejida de savia que se deshace,
Que se desteje en remolinos otoñales,
Que se apronta a ser el canto mudo de la tierra,
Naufragando hacia las raíces.

Volveré a Ser el Árbol desnudo,
La rama crespa que se vuelve sobre sí misma,
El espejo frío de la copa profunda
La quietud enhiesta que se rinde a su sentir.
                                                                             
Sabrás entonces que nuevos ropajes se precipitan hacia mi primavera,
Es la danza que el tiempo teje en mi regazo.
Apenas un Sol, apenas una Luna,
Apenas la Eternidad en ese giro dorado,
Breve y frágil ofrenda al viento…

Semilla nueva, vienes volando, vienes cayendo...
Hacia el centro de mi Tierra te abalanzas,
En el nudo de mi noche te sumerges,
En la profundiad de mi silencio desembarcas…


Flor  Serás

Flores  ERAS

Florecerás


Pero antes

                     A Mor- irás
                     
                                                    a la Tierra de tu Verdad


La Imagen es de Dorina Costras

sábado, 9 de febrero de 2013

Memorias de mi Sangre


Soy Mujer. Elegí Ser Mujer. Y desde este Cuerpo que hoy Sangra en esta Luna Oscura, escribo.

Escribo mis recuerdos. Y los escribo con tinta roja, como mi Sangre. Escribo un pedazo de mi historia, porque me doy cuenta que ésta también es tu historia. Sí. Lo recuerdo. Desde pequeña me enseñaron que escribir con rojo estaba mal. Nunca entendí bien por qué, pero no era políticamente correcto. Jamás escribí una carta con tinta roja, y yo amaba escribir cartas. Las escribí con verde, el color que Neruda le regaló a la esperanza. Las escribí con azul, como la tinta de aquel mítico unicornio trovador. Las escribí con negro, con rosa, con violeta. Pero nunca escribí con tinta roja. 

Por eso hoy, elijo el rojo. El rojo de esta Sangre que me nace, de esta Sangre que como un río me ha llevado a navegar en mis memorias, de esta Sangre roja que baña mis piernas y mi Corazón. Con qué otra tinta puede escribir una mujer su historia? ¿Con qué tinta podemos escribir la trama de la Vida que día a día vamos tejiendo?¿ Con qué Pulso, con qué Energía, con qué Fuerza, con qué Poder puedo Crear, Sanar y Amar al mundo si no tomo mi pluma roja? 

¿A qué parajes puedo Volar con las Plumas de mi Sangre? 

Tenía 12 años cuando sangré por primera vez. Estaba en el campo, aun me recuerdo sentada sobre el tronco de un árbol caído. Mi madre al frente me miró. Yo me había sentido extraña, pues entré en un estado de consciencia que nunca había experimentado, pues estaba ahí, pero no estaba… Me volví sueño y al despertar mi sangre había llegado. Mi Madre y mi Abuela sonrieron felices al saber y yo recuerdo aún la alegría infinita que sentí. Era una niña, sí, pero con un Gran Tesoro en el Corazón. Recuerdo la dicha que me albergó esos días, mi sentimiento era el de haber recibido un secreto que debía guardar y cuidar y me sentí importante y supe que mi vida había cambiado. 

La relación que desde entonces guardé con mi útero fue sagrada y preciosa, yo sabía con la Fuerza de todo mi Ser, que mi útero me hacía mujer, y que yo había nacido Mujer para engendrar Vida. Claro, en ese entonces yo todavía no comprendía que la Vida puede manifestarse de miles de formas, que la Energía Creadora no necesariamente se canaliza a través de la concepción… pero en ese entonces esa conciencia se manifestó en mí  a través de un instinto maternal muy fuerte y en una seguridad que provenía de la conexión con mi Útero. 

Desde muy pequeña comprendí que la sabiduría de la Naturaleza no podía llevarme por un camino equivocado. Jamás tuve miedo de embarazarme pues mi cuerpo y mi corazón estuvieron listos desde siempre. Pero me entregué. Sí. Pasaron los años y un sentido práctico que surgió para conformar más a los otros que a mi misma me llevó un día a decidír visitar un doctor y comenzar a tomar píldoras anticonceptivas. Tenía 20 años. Jamás me lo cuestioné, pues como era una decisión práctica, simplemente me tomaba la pastilla todos los días, y ya. Al principio no noté cambios, pues mis sangrados antes de tomarlas siempre fueron placenteros, nunca sentí ningún tipo de dolor. Fue extraño cuando me di cuenta que no estaba ovulando, pues en mi ignorancia de entonces no sabía que los anticonceptivos, en definitiva lo que hacían era impedir que ese óvulo que mes a mes se entrega a la hermosa posibilidad de la Vida no cumpliera con su cometido esencial. Sí, tardé en darme cuenta que al comenzar a tomar esas pastillas estaba interrumpiendo mi ciclo natural, y el ciclo de toda la Vida. Seguramente está de más decir que paulatinamente fui perdiendo esa conexión tan intensa que tenía con La Fuerza Vital que habitaba en mi Útero. Y la olvidé. 

Pasaron los años, y tomar las pastillas era otra de esas cosas que a veces hacía por costumbre, incluso cuando ya no tenía sentido. Seguramente sabes que al manipular la toma de las píldoras incluso puedes condicionar a voluntad ese “sangrado” que está anclado en la desilusión. Así al menos lo experimenté yo, cuando años más tarde me di cuenta lo que desde la inconsciencia estaba haciéndole a este cuerpo que amo y que lleva escrito mi historia a su manera. Sí. Un buen día, porque estaba escrito que un día despertaría, una fuerza profunda me movió. Mi cuerpo comenzó a decirme que ya no quería tomar más pastillas. Entonces me di cuenta que iba a dejarlas para siempre, pues ya no le temía a nada, menos a ser Madre, qué sentido tenía? Y las dejé.  

Pasó poco tiempo cuando mi esencia volvió a hablarme. Mi útero estaba Vivo y Vibró. 

Entonces volví a Ver mi Sangre, y vi que la estaba votando, todos los meses en el basurero. 

La Luna me alumbró. ¿Qué había pasado? ¿Qué me estaba pasando? … Estaba volviendo a recordar y estaba volviendo a escribir Mi Historia con mi Propia Tinta. Sí. Con Tinta Roja.  

Con Claudia Ferrer recordé la magia de los hilos que me permitirían crear la primer toalla de tela con que recibí Otra Vez mi Luna Consciente, como si fuera la Primera Vez. 

Jamás olvidaré la Puerta que se abrió a la inmensidad de mis Memorias cuando Recordé a la Diosa abrazándome y sosteniendo mi pulso Vital. 

No sé si mis palabras logren expresar la Infinita Sanación, el profundo Entendimiento, y el perfecto Encuentro que tiene lugar una vez que una Mujer entra en contacto con el Portal de su Útero, de su Sangre y de su Corazón.

Por eso escribo hoy. No tengo otra Razón. La vida que he vivido luego de Recordar mi Esencia Femenina manifestada hoy en este cuerpo de Mujer es la Vida de muchas Vidas, es la Vida de los Milagros, es La Vida de la Creación, es la Vida de la Hermandad, y por eso, es mi deseo profundo que todas las Mujeres se abracen a su Luna, es mi deseo que todas nosotras nos abracemos a ese Círculo Esencial que nos sostiene desde siempre, que nos hermana, que nos reconcilia, que nos re-conoce como Una. 

Hoy, al recibir mi Luna, un llanto profundo y viejo nació de mi Corazón. Entonces comprendí otra verdad. Que mi Llanto cuando Sangro es Sagrado. Porque cuando lloro mi llanto limpia mis memorias, limpia mis heridas. Pero no sólo limpia mis memorias y mis heridas, también limpia las de mi madre y mis abuelas, y las de las madres de mis abuelas, y las de las abuelas de mis abuelas. Pero no solo limpia las memorias de mi linaje, sino que cuando lloro en consciencia, a través de mi llanto puedo limpiar y sanar todas las heridas de todas mis hermanas, de todas las Mujeres de esta Tierra, y sé que al hacerlo es la Tierra misma la que se limpia. Sí, es un  llanto de Placer, y cuando mi Útero manifiesta su Presencia es la prEsencia de todas las Mujeres la que siento. 

Yo lloro ahora sobre esta tinta roja, porque Amo ser la que Soy, porque Amo la que Tú Eres, Tal y como Eres, y sé que un día te mirarás al espejo y descubrirás que la Diosa habita en tu Mirada, y que todas las oraciones y las plegarias que un día elevaste sin saber a quién, es la plegaria y la oración que tu corazón jamás desoirá si se lo permites.

¿Qué es mi Sangre? ¿Qué es la sangre que riego cada Luna en la Tierra? Le pregunté hoy a la Diosa que habita en Mí. Y la respuesta fue rotunda: Tu Sangre es Vida!

Luna tras Luna nuestro cuerpo trama la Vida. Su Esencia Creadora no se detiene. Con esa minucia nuestro cuerpo se prepara Luna tras Luna para Crear… Nuestra Sangre no es otra cosa que la cuna que se preparó con infinito amor para albergar la Vida… nuestra sangre es Amor Vivo. Y la energía que se manifiesta Todas las Lunas cuando ovulamos, cuando permitimos que ese óvulo viva la libertad de ese viaje que tramó su esencia, es también la energía de la Creación la que se está manifestando. Sí, esa energía que Crea y Sostiene la Realidad, el Mundo. No sólo podemos crear hijos, podemos crear la Vida que Soñamos, a través de la danza, del arte, de la cocina, de la palabra, a través de cada paso que damos en Consciencia de nuestra Energía, a cada segundo… Estamos Creando. Y nuestra Sangre está honrando la Tierra, amándola, nutriéndola… cada Vez que la regamos al Mundo.

Pues mi historia es esa. Un día descubrí que al interrumpir ese ciclo con los anticonceptivos, no sólo estaba engañando y manipulando mi cuerpo, si no que estaba quitándome mi Poder y la enorme posibilidad de encontrarme con mi Esencia Cíclica que me hermana con Todo lo que Es. 

Yo no quiero decirte que no tomes píldoras, o que las tomes, sólo quiero que sepas que hay una historia atrás de todas las cosas que se supone que tenemos que hacer. Yo un día decidí cambiar el lápiz de tinta roja, y escribir con el azul. Y sinceramente, ahora que lo pienso, nunca me gustó el azul para escribir mis cartas.  ¿Te has preguntado alguna vez por qué nos enseñaron a escribir en cuadernos lineados y con márgenes? ¿Recuerdas que supuestamente no “debíamos” salirnos del margen ni de las líneas? ¿Pensaste alguna vez que la caligrafía solo buscaba uniformarnos borrando la particularidad preciosa de tu propio trazo? ¿Estamos condenadas a encuadernarnos y mantenernos a raya sin el placer de la página en blanco y de todos los colores rojos que habitan el universo? 

Una sonrisa me da la respuesta. Sí, cada una de nosotras puede escribir su historia en color azul si así lo quiere. Pero siempre tendremos el derecho a escoger esos colores y sólo podemos elegirlos si conocemos primero cómo pinta el rojo, el violeta o el azul.

Hay muchos métodos que nos permiten conocer cómo funciona nuestra naturaleza. Pues somos Mujeres Cíclicas y sólo una parte de ese ciclo favorece la concepción. No hay razones para tener miedo, pues el miedo es otro margen que te impide pintar en colores. Cuando nos permitimos conocer la Esencia de nuestro Ciclo, nuestra Naturaleza en Movimiento, un Mundo se nos Abre. La Comprensión Profunda comienza a Aflorar. Conocer tu Ciclo Lunar es un Portal hacia tu Divinidad. 

Con Amor Infinito les ofrendo estas líneas que nacieron de mi Corazón y les agradezco infinitamente que las reciban. La aguas rojas fluyen en lo profundo, y sé qué un día nos encontraremos y nos bañaremos todas juntas a la Luz de la Gran Luna.

Les comparto unos enlaces donde podrás conocer más sobre los dones de tu Ciclo y tu Sangre… Gracias a todas las Mujeres que pintan el Mundo con su Sangre y que abren los Portales hacia la Esencia… Las Honro y Bendigo Infinitamente.

Soy Raquel, hija de Amalia, nieta de Cristina y Lilia, bisnieta de Sobeida y Hortencia … a estas Abuelas tuve el Placer de Conocer… a Todas las otras, incluso a las que no les conozco los nombres, las Honro en el Corazón, pues sé que al conocerme a mí, las estoy re-conociendo… Pues en esencia, no hay nada que separe a una Mujer de la Otra.

Gratitud…





La Imagen es de Amanda Clark