sábado, 9 de febrero de 2013

Memorias de mi Sangre


Soy Mujer. Elegí Ser Mujer. Y desde este Cuerpo que hoy Sangra en esta Luna Oscura, escribo.

Escribo mis recuerdos. Y los escribo con tinta roja, como mi Sangre. Escribo un pedazo de mi historia, porque me doy cuenta que ésta también es tu historia. Sí. Lo recuerdo. Desde pequeña me enseñaron que escribir con rojo estaba mal. Nunca entendí bien por qué, pero no era políticamente correcto. Jamás escribí una carta con tinta roja, y yo amaba escribir cartas. Las escribí con verde, el color que Neruda le regaló a la esperanza. Las escribí con azul, como la tinta de aquel mítico unicornio trovador. Las escribí con negro, con rosa, con violeta. Pero nunca escribí con tinta roja. 

Por eso hoy, elijo el rojo. El rojo de esta Sangre que me nace, de esta Sangre que como un río me ha llevado a navegar en mis memorias, de esta Sangre roja que baña mis piernas y mi Corazón. Con qué otra tinta puede escribir una mujer su historia? ¿Con qué tinta podemos escribir la trama de la Vida que día a día vamos tejiendo?¿ Con qué Pulso, con qué Energía, con qué Fuerza, con qué Poder puedo Crear, Sanar y Amar al mundo si no tomo mi pluma roja? 

¿A qué parajes puedo Volar con las Plumas de mi Sangre? 

Tenía 12 años cuando sangré por primera vez. Estaba en el campo, aun me recuerdo sentada sobre el tronco de un árbol caído. Mi madre al frente me miró. Yo me había sentido extraña, pues entré en un estado de consciencia que nunca había experimentado, pues estaba ahí, pero no estaba… Me volví sueño y al despertar mi sangre había llegado. Mi Madre y mi Abuela sonrieron felices al saber y yo recuerdo aún la alegría infinita que sentí. Era una niña, sí, pero con un Gran Tesoro en el Corazón. Recuerdo la dicha que me albergó esos días, mi sentimiento era el de haber recibido un secreto que debía guardar y cuidar y me sentí importante y supe que mi vida había cambiado. 

La relación que desde entonces guardé con mi útero fue sagrada y preciosa, yo sabía con la Fuerza de todo mi Ser, que mi útero me hacía mujer, y que yo había nacido Mujer para engendrar Vida. Claro, en ese entonces yo todavía no comprendía que la Vida puede manifestarse de miles de formas, que la Energía Creadora no necesariamente se canaliza a través de la concepción… pero en ese entonces esa conciencia se manifestó en mí  a través de un instinto maternal muy fuerte y en una seguridad que provenía de la conexión con mi Útero. 

Desde muy pequeña comprendí que la sabiduría de la Naturaleza no podía llevarme por un camino equivocado. Jamás tuve miedo de embarazarme pues mi cuerpo y mi corazón estuvieron listos desde siempre. Pero me entregué. Sí. Pasaron los años y un sentido práctico que surgió para conformar más a los otros que a mi misma me llevó un día a decidír visitar un doctor y comenzar a tomar píldoras anticonceptivas. Tenía 20 años. Jamás me lo cuestioné, pues como era una decisión práctica, simplemente me tomaba la pastilla todos los días, y ya. Al principio no noté cambios, pues mis sangrados antes de tomarlas siempre fueron placenteros, nunca sentí ningún tipo de dolor. Fue extraño cuando me di cuenta que no estaba ovulando, pues en mi ignorancia de entonces no sabía que los anticonceptivos, en definitiva lo que hacían era impedir que ese óvulo que mes a mes se entrega a la hermosa posibilidad de la Vida no cumpliera con su cometido esencial. Sí, tardé en darme cuenta que al comenzar a tomar esas pastillas estaba interrumpiendo mi ciclo natural, y el ciclo de toda la Vida. Seguramente está de más decir que paulatinamente fui perdiendo esa conexión tan intensa que tenía con La Fuerza Vital que habitaba en mi Útero. Y la olvidé. 

Pasaron los años, y tomar las pastillas era otra de esas cosas que a veces hacía por costumbre, incluso cuando ya no tenía sentido. Seguramente sabes que al manipular la toma de las píldoras incluso puedes condicionar a voluntad ese “sangrado” que está anclado en la desilusión. Así al menos lo experimenté yo, cuando años más tarde me di cuenta lo que desde la inconsciencia estaba haciéndole a este cuerpo que amo y que lleva escrito mi historia a su manera. Sí. Un buen día, porque estaba escrito que un día despertaría, una fuerza profunda me movió. Mi cuerpo comenzó a decirme que ya no quería tomar más pastillas. Entonces me di cuenta que iba a dejarlas para siempre, pues ya no le temía a nada, menos a ser Madre, qué sentido tenía? Y las dejé.  

Pasó poco tiempo cuando mi esencia volvió a hablarme. Mi útero estaba Vivo y Vibró. 

Entonces volví a Ver mi Sangre, y vi que la estaba votando, todos los meses en el basurero. 

La Luna me alumbró. ¿Qué había pasado? ¿Qué me estaba pasando? … Estaba volviendo a recordar y estaba volviendo a escribir Mi Historia con mi Propia Tinta. Sí. Con Tinta Roja.  

Con Claudia Ferrer recordé la magia de los hilos que me permitirían crear la primer toalla de tela con que recibí Otra Vez mi Luna Consciente, como si fuera la Primera Vez. 

Jamás olvidaré la Puerta que se abrió a la inmensidad de mis Memorias cuando Recordé a la Diosa abrazándome y sosteniendo mi pulso Vital. 

No sé si mis palabras logren expresar la Infinita Sanación, el profundo Entendimiento, y el perfecto Encuentro que tiene lugar una vez que una Mujer entra en contacto con el Portal de su Útero, de su Sangre y de su Corazón.

Por eso escribo hoy. No tengo otra Razón. La vida que he vivido luego de Recordar mi Esencia Femenina manifestada hoy en este cuerpo de Mujer es la Vida de muchas Vidas, es la Vida de los Milagros, es La Vida de la Creación, es la Vida de la Hermandad, y por eso, es mi deseo profundo que todas las Mujeres se abracen a su Luna, es mi deseo que todas nosotras nos abracemos a ese Círculo Esencial que nos sostiene desde siempre, que nos hermana, que nos reconcilia, que nos re-conoce como Una. 

Hoy, al recibir mi Luna, un llanto profundo y viejo nació de mi Corazón. Entonces comprendí otra verdad. Que mi Llanto cuando Sangro es Sagrado. Porque cuando lloro mi llanto limpia mis memorias, limpia mis heridas. Pero no sólo limpia mis memorias y mis heridas, también limpia las de mi madre y mis abuelas, y las de las madres de mis abuelas, y las de las abuelas de mis abuelas. Pero no solo limpia las memorias de mi linaje, sino que cuando lloro en consciencia, a través de mi llanto puedo limpiar y sanar todas las heridas de todas mis hermanas, de todas las Mujeres de esta Tierra, y sé que al hacerlo es la Tierra misma la que se limpia. Sí, es un  llanto de Placer, y cuando mi Útero manifiesta su Presencia es la prEsencia de todas las Mujeres la que siento. 

Yo lloro ahora sobre esta tinta roja, porque Amo ser la que Soy, porque Amo la que Tú Eres, Tal y como Eres, y sé que un día te mirarás al espejo y descubrirás que la Diosa habita en tu Mirada, y que todas las oraciones y las plegarias que un día elevaste sin saber a quién, es la plegaria y la oración que tu corazón jamás desoirá si se lo permites.

¿Qué es mi Sangre? ¿Qué es la sangre que riego cada Luna en la Tierra? Le pregunté hoy a la Diosa que habita en Mí. Y la respuesta fue rotunda: Tu Sangre es Vida!

Luna tras Luna nuestro cuerpo trama la Vida. Su Esencia Creadora no se detiene. Con esa minucia nuestro cuerpo se prepara Luna tras Luna para Crear… Nuestra Sangre no es otra cosa que la cuna que se preparó con infinito amor para albergar la Vida… nuestra sangre es Amor Vivo. Y la energía que se manifiesta Todas las Lunas cuando ovulamos, cuando permitimos que ese óvulo viva la libertad de ese viaje que tramó su esencia, es también la energía de la Creación la que se está manifestando. Sí, esa energía que Crea y Sostiene la Realidad, el Mundo. No sólo podemos crear hijos, podemos crear la Vida que Soñamos, a través de la danza, del arte, de la cocina, de la palabra, a través de cada paso que damos en Consciencia de nuestra Energía, a cada segundo… Estamos Creando. Y nuestra Sangre está honrando la Tierra, amándola, nutriéndola… cada Vez que la regamos al Mundo.

Pues mi historia es esa. Un día descubrí que al interrumpir ese ciclo con los anticonceptivos, no sólo estaba engañando y manipulando mi cuerpo, si no que estaba quitándome mi Poder y la enorme posibilidad de encontrarme con mi Esencia Cíclica que me hermana con Todo lo que Es. 

Yo no quiero decirte que no tomes píldoras, o que las tomes, sólo quiero que sepas que hay una historia atrás de todas las cosas que se supone que tenemos que hacer. Yo un día decidí cambiar el lápiz de tinta roja, y escribir con el azul. Y sinceramente, ahora que lo pienso, nunca me gustó el azul para escribir mis cartas.  ¿Te has preguntado alguna vez por qué nos enseñaron a escribir en cuadernos lineados y con márgenes? ¿Recuerdas que supuestamente no “debíamos” salirnos del margen ni de las líneas? ¿Pensaste alguna vez que la caligrafía solo buscaba uniformarnos borrando la particularidad preciosa de tu propio trazo? ¿Estamos condenadas a encuadernarnos y mantenernos a raya sin el placer de la página en blanco y de todos los colores rojos que habitan el universo? 

Una sonrisa me da la respuesta. Sí, cada una de nosotras puede escribir su historia en color azul si así lo quiere. Pero siempre tendremos el derecho a escoger esos colores y sólo podemos elegirlos si conocemos primero cómo pinta el rojo, el violeta o el azul.

Hay muchos métodos que nos permiten conocer cómo funciona nuestra naturaleza. Pues somos Mujeres Cíclicas y sólo una parte de ese ciclo favorece la concepción. No hay razones para tener miedo, pues el miedo es otro margen que te impide pintar en colores. Cuando nos permitimos conocer la Esencia de nuestro Ciclo, nuestra Naturaleza en Movimiento, un Mundo se nos Abre. La Comprensión Profunda comienza a Aflorar. Conocer tu Ciclo Lunar es un Portal hacia tu Divinidad. 

Con Amor Infinito les ofrendo estas líneas que nacieron de mi Corazón y les agradezco infinitamente que las reciban. La aguas rojas fluyen en lo profundo, y sé qué un día nos encontraremos y nos bañaremos todas juntas a la Luz de la Gran Luna.

Les comparto unos enlaces donde podrás conocer más sobre los dones de tu Ciclo y tu Sangre… Gracias a todas las Mujeres que pintan el Mundo con su Sangre y que abren los Portales hacia la Esencia… Las Honro y Bendigo Infinitamente.

Soy Raquel, hija de Amalia, nieta de Cristina y Lilia, bisnieta de Sobeida y Hortencia … a estas Abuelas tuve el Placer de Conocer… a Todas las otras, incluso a las que no les conozco los nombres, las Honro en el Corazón, pues sé que al conocerme a mí, las estoy re-conociendo… Pues en esencia, no hay nada que separe a una Mujer de la Otra.

Gratitud…





La Imagen es de Amanda Clark